Kaley sabe que no está sola y que el trastorno por uso de sustancias puede afectar a cualquiera.
Kaley estaba luchando con la confianza en sí misma y la imagen de su cuerpo. El consumo de sustancias era una forma en que intentaba mejorar las cosas para ella misma. "El consumo de sustancias me brindó una sensación de bienestar", dice. "Me permitió estar bien conmigo misma”.
Con el tiempo, Kaley desarrolló un trastorno por consumo de sustancias (TCS). Esa es la historia de muchos californianos, y puede venir acompañada de emociones complejas propias, como sentimientos de vergüenza por parte de los demás, o la vergüenza que sentimos hacia nosotros mismos. Kaley buscó tratamiento y hoy en día cuenta con una comunidad que la apoya en lo que está pasando, sin importar lo que sea. Ella sabe que no está sola y que el TCS puede afectar a cualquiera. "Podría ser cualquier persona. Podría ser tu vecino, la persona en el supermercado. Todos estamos pasando por algo en nuestras vidas. Quiero que la gente vea que hay esperanza al otro lado de eso. Hay una inmensa cantidad de esperanza".
La esperanza ayudó a Kaley en su camino, y también está ayudando a nuestras comunidades a sanar.