Anthony nunca se sintió completamente cómodo en situaciones sociales, pero el uso de sustancias lo hacía sentir conectado.
Cuando desarrolló un trastorno de consumo de sustancias (TCS), durante mucho tiempo le resultó difícil ver el tratamiento como una opción. "No quería admitirle a nadie que no estaba en control." Cuando le pidió ayuda a sus padres, se sorprendió por su reacción.
"Nunca olvidaré la expresión en el rostro de mi padrastro, específicamente cuando... cuando dije: 'Necesito ayuda'. Él sonrió. Sonrió y dijo: 'Lo sabemos. Solo estamos contentos de que estés aquí pidiendo ayuda'". Ese momento marcó la diferencia.
Pronto, Anthony aprendió más sobre su trastorno de consumo de sustancias (TCS). "Aprendí que significaba que tengo una enfermedad. Cuando supe eso, ayudó a derribar todas las barreras para que pudiera obtener ayuda, porque aprendí que puedo, con un esfuerzo serio y compromiso, poner esto en remisión".
Saber eso lo ayudó a sentirse mejor consigo mismo. "Comenzó con aprender a amarme a mí mismo y estar bien conmigo mismo, y presentarme como soy, sin sentir la necesidad de ser alguien más o lo que sea que sentía que esa sustancia me estaba dando".
También lo ayudó a aceptar el hecho de que es alguien en quien las personas pueden confiar. "Siempre quise ser alguien en quien las personas pudieran confiar. La recuperación me ha permitido hacer eso, ser esa persona".